Aún hoy en día, muchas empresas todavía no han sido capaces de asimilar los avances e innovaciones que se producen en la tecnología.
Muchas de ellas ya han implantado sistemas de gestión, por ejemplo, pero con los que aún no son capaces de terminar de funcionar.
Esto supone una desventaja competitiva con respecto al resto de empresas que, gracias a los avances tecnológicos, reducen sus costes y multiplican sus ventas, aumentando así la diferencia con las demás empresas del mercado.